Las fiestas de Navidad y Año nuevo pueden convertirse en un peligro para nuestros amigos peludos.
Durante la Navidad cometemos excesos y salimos de nuestra rutina así como la de ellos. Adornamos nuestras casas, acudimos a lugares concurridos, recibimos más visitas en casa de lo habitual, nos desplazamos a ver a nuestros familiares y amigos.
Este cambio en nuestros hábitos afecta directamente a nuestro perro. Por ello la responsabilidad y conciencia de su seguridad y bienestar son primordiales también en estas fiestas de fin de año.
Nuestro amigo de cuatro patas se enfrenta a diferentes peligros que pueden afectar a su integridad física y emocional:
- Adornos: el árbol de Navidad o el Nacimiento resultarán especialmente atractivos para nuestro perro, pues atraerán su curiosidad, por lo que hay que evitar colocar a su alcance objetos que pueda morder o ingerir, causándole un daño físico a veces irreparable.
- Luces y cables: la iluminación navideña de nuestro hogar es una grave amenaza para nuestro engreído canino si no vigilamos su comportamiento. No debemos conectar adornos a la red eléctrica si no los tenemos a la vista y menos aún dejarlos encendidos si salimos de casa y dejamos solo a nuestro perro en el interior.
- Sprays y purpurinas: en ocasiones adornamos objetos con sprays que simulan nieve o purpurinas que dan brillo y color. Debemos cerciorarnos que estos productos no son tóxicos en caso de ingesta, de producirse este incidente debemos llevarlos a su Veterinario.
- Plantas y flores: mucho cuidado con las plantas y flores naturales que llevamos a casa en Navidad ya que podrían provocar intoxicación si es ingerida y daño en ojos o piel.
- Restos de comida: jamás debemos dar a nuestro perro comida o bebida que hemos preparado para nuestra celebración de Navidad. Sobre todo hay que evitar grasas, dulces, café o alcohol. Nunca hay que dejarlo donde nuestra mascota pueda acceder a ello. ¡Cuidado de no descuidar las bolsas de basura o botellas semi vacías que podamos dejar en la cocina! Ofrécele a él sus snacks preferidos, que están elaborados con ingredientes que cuidan su salud.
- Ruidos: evitar utilizar cohetes y petardos en nuestras celebraciones. Si lo hacen nuestros vecinos y vemos a nuestro perro asustado y nervioso, acerquémonos a él, acariciémoslo y hagamos que se sienta seguro. Pero no caigamos en la tentación de sobreprotegerlo, pues entonces reforzaremos su conducta de miedo.
- Rutinas: hay que recordar que para nuestro engreído peludo es necesario conservar sus rutinas durante las fiestas navideñas. Respetando en la medida de lo posible sus horarios de descanso, comidas, juego y salidas a la calle.
- Paseos: Debemos planificar los paseos con nuestro perro evitando zonas muy concurridas y ruidosas. Si pretendemos visitar alguno de estos lugares es preferible dejar a nuestro perro en casa o con alguien de confianza.
- Momentos de tranquilidad: la visita a casa de familiares y amigos y nuestras salidas de casa pueden excitar a nuestro engreído canino, favoreciendo un constante estado de alerta y nerviosismo. Por ello debemos propiciar momentos para su tranquilidad y relax.
- Incluyamos a nuestro perro en nuestros planes: siempre que sea posible y si el plan no perjudica su seguridad y bienestar, llevémoslo con nosotros adaptando nuestros planes navideños para que él también pueda disfrutar en nuestra compañía y sentirse seguro. Recordemos que no solo es nuestro mejor amig@ sino que también es parte fundamental de nuestra familia.